martes, 11 de noviembre de 2008

El Buen Pastor

Dios pide a los ministros que acepten su verdad, y lleven, en su nombre, el más solemne mensaje jamás dado al mundo, que levanten el estandarte de las verdades de la Biblia y ejemplifiquen sus preceptos en su vida diaria.


Jesús, el ejemplo supremo:

Ninguna persona causó tanto impacto como Jesús, el “Buen Pastor”. Se puede decir que él fue hábil en el manejo de su cayado. Traduciendo sus cualidades de Buen Pastor y manso Cordero de Dios a nuestros tiempos, podemos afirmar que alguien sólo podrá ser un buen líder si está revestido de esas cualidades.


Ser pastor de iglesia es una función extremadamente gratificante; en verdad, la vocación más elevada de la tierra, y no existe ninguna otra con la que pueda ser comparada. Su trabajo consiste en consolar, aconsejar, indicar el camino de la salvación, aplicar el bálsamo de la restauración a las personas heridas tanto en el sentido emocional, como físico y espiritual. Su llamado, al igual que el de Moisés, consiste en guiar al pueblo hacia la Canaán celestial. Esta labor nunca podrá desarrollarse efectivamente con fuerzas humanas. Dios debe habitar en el corazón del pastor y esta comunión producirá frutos en su vida.

Estas son las virtudes que se destacarán en el pastor de Dios: Consagración, altruismo, compasión, confiabilidad, humildad.


Oración de un Pastor:

Señor, no te pido que me hagas grande, ni que la alabanza de los hombres suene en mis oídos; pero si que de mi vida hagas un vaso a través del cual tu mensaje pueda fluir hacia los que lloran.

No pido que los hombres conozcan mi nombre, ni que las multitudes se reúnan para escuchar mi voz; pero pido esto: que en su valle de lágrimas, los hombres encuentren a Jesús y se alegren en él.

Señor, toma mi orgullo, mi amor propio, y libra mi vida del pecado; sólo eso busco.

Luego, Señor, llena mi corazón con el poder del Espíritu. Esconde mi rostro detrás del Salvador. Que sólo su dulce voz sea oída. Usa mi lengua para que las palabras de vida puedan ser expresadas en todos los lugares.

Amén.



"Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria."

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